domingo, 19 de abril de 2009

Instrumentos de cirugía olvidados dentro de ti

A todos nos sobrecoge la idea de entrar a quirófano. Una operación quirúrgica siempre entraña riesgos. La imaginación, en estos casos, se dispara. De modo que si eres especialmente sensible para estas cosas, te recomiendo que no sigas leyendo.

Aunque suene inverosímil, existen más casos de los que la gente cree de instrumentos que los cirujanos se dejan olvidados dentro de un cuerpo operado. Normalmente las enfermeras son las responsables de contar con precisión la cantidad de instrumentos empleados con el paciente. Si hay un error en el conteo, entonces no se debe coser y cerrar al paciente hasta que se verifique el número de objetos. Si es necesario se puede incluso realizar una radiografía durante la operación para localizar los objetos que faltan. Pero lo cierto es que esta clase de errores se suceden en muchas ocasiones. Más de las que nos gustaría.

En Estados Unidos incluso hay bufetes de abogados especializados en demandar a hospitales por este asunto.


Normalmente, estos objetos ocasionan dolores insoportables en la vida cotidiana del paciente, que en principio se suelen adjudicar a los dolores normales de la operación. Como el caso de un paciente que vivió con un instrumento quirúrgico alojado en el vientre.

Lo que más se suelen dejar dentro de nosotros, no obstante, son las gasas o toallas. Hay pacientes que han sentido náuseas durante días por este motivo. Hasta que finalmente, vomitó una pequeña toalla de 50 centímetros de longitud, por ejemplo. No había lugar para las dudas: la toalla llevaba escrita en rojo el emblema del hospital donde el paciente había sido intervenido.

Hay pacientes que han llegado a vivir durante 7 años con unas pinzas en el tórax. Existe otro caso de una mujer que vivió con otras pinzas en el intestino por espacio de 30 años.

Sólo en un año se pueden registrar 250 casos de objetos olvidados dentro de cuerpos. Sin duda, el más exagerado, fue el caso de un paciente al que, tras pasarlo por rayos X, descubrieron que se habían dejado en él un aparato para medir la tensión.

Como si uno se llevara un souvenir tras la experiencia.

Pone un poco los pelos de punta imaginarse que a uno le puede pasar algo así cuando entre a quirófano. Pero supongo que, después de todo, es una minoría de casos: el medicina siempre existe un margen de error, por mucho que el cirujano haya practicado horas y horas con el famoso juego de habilidad Operación.

No hay comentarios: