Así al menos lo pone de manifiesto la experiencia de las autonomías más avanzadas en el desarrollo de la receta electrónica, según ha podido constatar CF, y que surge de acuerdos entre las administraciones sanitarias y los colegios de farmacéuticos.
En lo que se refiere a tecnología, parece imponerse el acceso al historial farmacoterapéutico, algo solicitado por los profesionales desde que se negoció la vigente Ley de Garantías y que está a la espera de desarrollo en el esperado Real Decreto de Receta Médica (ver información de la derecha). Y, por otro lado, se dan soluciones como en el caso de Extremadura, donde se incorporará a la tarjeta sanitaria un chip con información sobre el paciente.
En el caso de los protocolos de actuación, las comunidades más adelantadas, Andalucía y Cataluña, están consensuando sus guías con los médicos.
Esto último adquiere mayor relevancia ante la ofensiva de la Organización Médica Colegial (OMC) contra la AF, recrudecida en los últimos meses y que ha hecho temer a algunos representantes farmacéuticos que pudiera llegar a ser un problema precisamente para el desarrollo de la AF a través de la receta electrónica.
Manuel Arenas, presidente del Consejo Andaluz de COF, resta importancia a las críticas de la OMC y asegura que en su autonomía se trabaja en colaboración con los médicos sin que existan "problemas en la práctica diaria".
En Andalucía y Cataluña los citados programas comienzan a ser una realidad en atención a polimedicados y crónicos, y en la primera, desde la oficina de farmacia se accede sin traba al historial farmacológico de los pacientes, lo que facilita al farmacéutico el seguimiento de los tratamientos y una plataforma de detección de los incumplimientos o de problemas que pueden causar los medicamentos en pacientes concretos.
Esta filosofía impulsada por Andalucía y Cataluña es compartida por otras comunidades menos avanzadas en receta electrónica (ver información inferior), y tanto desde las consejerías y como desde los colegios implicados se afirma que con estos programas se nota una clara disminución de los problemas ocasionados por los medicamentos o la alteración de los tratamientos. Estos problemas suponen un porcentaje no desdeñable de los ingresos en las urgencias hospitalarias.
En esta línea, y como se ha dicho, en Extremadura el desarrollo de su receta electrónica aporta varias novedades importantes para la AF. La tarjeta del paciente incorpora un chip con información de sus datos clínicos, su dependencia -si la tiene- y si es polimedicado, con lo que el seguimiento se hace desde la farmacia y cualquier alteración es más fácilmente interpretable.
AF y 'e-receta', juntas
Estas experiencias parecen confirmar que el objetivo profesional de que la receta electrónica debe suponer el impulso definitivo a la AF (porque, de lo contrario, sería su fin) va abriéndose camino.
En lo que se refiere a tecnología, parece imponerse el acceso al historial farmacoterapéutico, algo solicitado por los profesionales desde que se negoció la vigente Ley de Garantías y que está a la espera de desarrollo en el esperado Real Decreto de Receta Médica (ver información de la derecha). Y, por otro lado, se dan soluciones como en el caso de Extremadura, donde se incorporará a la tarjeta sanitaria un chip con información sobre el paciente.
En el caso de los protocolos de actuación, las comunidades más adelantadas, Andalucía y Cataluña, están consensuando sus guías con los médicos.
Esto último adquiere mayor relevancia ante la ofensiva de la Organización Médica Colegial (OMC) contra la AF, recrudecida en los últimos meses y que ha hecho temer a algunos representantes farmacéuticos que pudiera llegar a ser un problema precisamente para el desarrollo de la AF a través de la receta electrónica.
Manuel Arenas, presidente del Consejo Andaluz de COF, resta importancia a las críticas de la OMC y asegura que en su autonomía se trabaja en colaboración con los médicos sin que existan "problemas en la práctica diaria".
En Andalucía y Cataluña los citados programas comienzan a ser una realidad en atención a polimedicados y crónicos, y en la primera, desde la oficina de farmacia se accede sin traba al historial farmacológico de los pacientes, lo que facilita al farmacéutico el seguimiento de los tratamientos y una plataforma de detección de los incumplimientos o de problemas que pueden causar los medicamentos en pacientes concretos.
Esta filosofía impulsada por Andalucía y Cataluña es compartida por otras comunidades menos avanzadas en receta electrónica (ver información inferior), y tanto desde las consejerías y como desde los colegios implicados se afirma que con estos programas se nota una clara disminución de los problemas ocasionados por los medicamentos o la alteración de los tratamientos. Estos problemas suponen un porcentaje no desdeñable de los ingresos en las urgencias hospitalarias.
En esta línea, y como se ha dicho, en Extremadura el desarrollo de su receta electrónica aporta varias novedades importantes para la AF. La tarjeta del paciente incorpora un chip con información de sus datos clínicos, su dependencia -si la tiene- y si es polimedicado, con lo que el seguimiento se hace desde la farmacia y cualquier alteración es más fácilmente interpretable.
AF y 'e-receta', juntas
Estas experiencias parecen confirmar que el objetivo profesional de que la receta electrónica debe suponer el impulso definitivo a la AF (porque, de lo contrario, sería su fin) va abriéndose camino.
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