La discriminación y el estigma contra las personas infectadas con el virus del sida sigue vigente veinte años después de empezar a conmemorarse el Día Mundial contra esa enfermedad, y es uno de los factores que impiden el acceso universal a tratamientos, denunció la ONU.
La alta comisionada de Derechos Humanos, Navi Pillay, señaló en un comunicado, con ocasión del Día Mundial contra el Sida que se celebra este 1 de diciembre, que aunque se ha hecho mucho desde que se identificó el mal hace 27 años, y mucha más gente tiene acceso a tratamientos, siguen en pie todo tipo de discriminaciones contra los seropositivos y enfermos.
"Un tercio de los países todavía no tienen leyes para proteger a las personas que viven con el VIH, y en la mayoría sigue habiendo discriminación contra mujeres, homosexuales, trabajadoras del sexo, drogodependientes y minorías étnicas", agregó.
Pillay denunció "la continua existencia de leyes punitivas cuando se descubren casos positivos, la criminalización de la transmisión del HIV y las prohibiciones de viajes para la gente con el virus, la inadecuada protección para mujeres y niñas contra la violencia sexual, la marginación y hostilidad contra las minorías sexuales, trabajadores del sexo, drogadictos por vía intravenosa, presos y otros grupos vulnerables".
Para la alta comisionada, "es crítica una respuesta basada en los derechos humanos para evitar nuevas infecciones por el VIH, y para mitigar el impacto de la epidemia".
"Es inaceptable que el accidente del lugar de nacimiento o residencia determine nuestras perspectivas de supervivencia al sida", subrayó.
A pesar de todo ello, Pillay reconoció que en los últimos años ha habido avances para ampliar el acceso a tratamientos, y recordó que a finales de 2007, tres millones de personas en los países de bajos y medianos ingresos tomaban antirretrovirales.
Según los datos del último informe de ONUSIDA, la agencia de Naciones Unidas especializada en el VIH-sida, por cada dos personas que comienzan el tratamiento antirretroviral, se contabilizan aún cinco nuevas infecciones.
Fuente: EFE
La alta comisionada de Derechos Humanos, Navi Pillay, señaló en un comunicado, con ocasión del Día Mundial contra el Sida que se celebra este 1 de diciembre, que aunque se ha hecho mucho desde que se identificó el mal hace 27 años, y mucha más gente tiene acceso a tratamientos, siguen en pie todo tipo de discriminaciones contra los seropositivos y enfermos.
"Un tercio de los países todavía no tienen leyes para proteger a las personas que viven con el VIH, y en la mayoría sigue habiendo discriminación contra mujeres, homosexuales, trabajadoras del sexo, drogodependientes y minorías étnicas", agregó.
Pillay denunció "la continua existencia de leyes punitivas cuando se descubren casos positivos, la criminalización de la transmisión del HIV y las prohibiciones de viajes para la gente con el virus, la inadecuada protección para mujeres y niñas contra la violencia sexual, la marginación y hostilidad contra las minorías sexuales, trabajadores del sexo, drogadictos por vía intravenosa, presos y otros grupos vulnerables".
Para la alta comisionada, "es crítica una respuesta basada en los derechos humanos para evitar nuevas infecciones por el VIH, y para mitigar el impacto de la epidemia".
"Es inaceptable que el accidente del lugar de nacimiento o residencia determine nuestras perspectivas de supervivencia al sida", subrayó.
A pesar de todo ello, Pillay reconoció que en los últimos años ha habido avances para ampliar el acceso a tratamientos, y recordó que a finales de 2007, tres millones de personas en los países de bajos y medianos ingresos tomaban antirretrovirales.
Según los datos del último informe de ONUSIDA, la agencia de Naciones Unidas especializada en el VIH-sida, por cada dos personas que comienzan el tratamiento antirretroviral, se contabilizan aún cinco nuevas infecciones.
Fuente: EFE
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