martes, 12 de mayo de 2009

El exceso de vitaminas

Por la Dra. Rosario Hellin

Abusar de las vitaminas, bien sea en comprimidos o naturales, puede acarrear trastornos como el insomnio, dolores de cabeza, cálculos renales y otros de mayor gravedad... Por eso es mejor conocer bien las necesidades vitamínicas diarias para no sobrepasarse.

Todos sabemos que las vitaminas son sustancias que se encuentran en forma natural en los alimentos y que resultan indispensables para el desarrollo, salud y bienestar del hombre. Para reforzar su acción muchos laboratorios han creado incluso complejos vitamínicos para personas que sufren un desgaste - físico y psíquico - acusado en su vida cotidiana.

Pero, ¿hasta qué punto se conocen las vitaminas? Desde luego, casi nadie ignora su nombre y las numerosas propiedades benéficas que poseen. Se sabe también que se necesitan unas ciertas dosis diarias de cada una de ellas para que las funciones vitales del cuerpo humano se realicen de forma óptima. Sin embargo, hay un aspecto de dichos nutrientes que se conoce menos: sus posibles efectos secundarios - contraproducentes - en caso de abuso. Y es que el exceso de vitaminas puede ser perjudicial para la salud al producirse la llamada hipervitaminosis o intoxicación vitamínica. Este problema no se plantea cuando se toman grandes cantidades de vitaminas de una sola vez, sino cuando se hace de forma continuada durante un espacio de tiempo largo (ya sean meses o incluso años). De hecho, ingerir regularmente un complejo vitamínico en épocas de debilidad física o cuando se está forzando el cuerpo o mente en un trabajo, un esfuerzo físico continuado o - caso de los estudiantes - en épocas de exámenes, no tiene por qué causar problemas al organismo: todo lo contrario.

Pero sí surgen problemas cuando, por ejemplo, un médico inicia un tratamiento a base de vitamina A para corregir un defecto de visión y éste se mantiene, más por inercia que por necesidad, durante tiempo y tiempo sin consultar a un especialista. Se trataría entonces de una hipervitaminosis por automedicación, lo cual es más común de lo que habitualmente se piensa.

Lo mismo puede ocurrir con la vitamina D - contenida en la mantequilla, yema de huevo, hígado, salmón, sardinas, atún - que administrada a niños pequeños de forma abusiva e indiscriminada por madres obsesionadas - y ciertamente, bienintencionadas - con el fantasma del raquitismo y deseosas de fortalecer a sus hijos.

Pues bien, aunque poco frecuentes, los casos de hipervitaminosis pueden llegar a ser graves. Más concretamente, un suministro excesivo de vitamina D acompañada de preparados de calcio puede producir lesiones irreversibles. Dado que el contenido de vitamina D en los alimentos es difícilmente cuantificable, lo mejor es consultar al especialista. El nos dirá qué cantidades son recomendables, y a partir de qué punto el consumo abusivo de una sustancia determinada resulta perjudicial. Cuando se abusa de esta vitamina, si el exceso no ha sido mucho, aparecerán síntomas como son la pérdida del apetito, dolores en las extremidades y cansancio. Si el abuso ha sido importante, las vitaminas capaces de producir intoxicaciones por sobredosis son las denominadas liposolubles, es decir, que se disuelven en las grasas. En este grupo se incluyen las vitaminas A, D y K.

La vitamina A tiene propiedades terapéuticas en diversas lesiones oculares y también las dermatológicas. La cantidad recomendada son unas 5.000 U.I. (U.I.: Unidad adoptada por la Organización Mundial de la Salud para medir las cantidades de las vitaminas A y D) diarias, pudiendo aumentar en casos especiales (gestación, lactancia). Pero, como ya se ha dicho, un tratamiento prolongado que ha sido iniciado por un especialista y que se continúa por inercia puede llegar a producir la mencionada hipervitaminosis por automedicación.

Las intoxicaciones

Las intoxicaciones graves por vitamina A se dan en muy contadas ocasiones: aparece entonces un pseudotumor cerebral o falso tumor cerebral, así denominado porque presenta los mismos síntomas que un tumor cerebral (náuseas, vómitos, vértigo, dolores de cabeza muy intensos e incluso coma). Sin embargo, y en la mayoría de los casos, este cuadro tan llamativo y preocupante puede ser reversible, es decir, que tiene curación si se deja de ingerir vitamina A y también con un tratamiento adecuado de los síntomas.

Sin llegar a este extremo, cabe hablar de intoxicaciones por vitamina A que únicamente producen ligeras molestias tales como falta de apetito, insomnio, picores, cansancio y coloración amarillenta de la piel. Dichos trastornos son mucho más comunes, pero al mismo tiempo más engañosos que un pseudotumor cerebral, ya que no resultan tan alarmantes y pueden pasarse por alto.

Una vitamina que tampoco debe tomarse sin control médico es la D, a la que los especialistas empiezan a considerar como una hormona, ya que han descubierto que se sintetiza en el organismo. Las dosis requeridas diariamente por un adulto en condiciones normales son mínimas y quedan cubiertas en la alimentación normal. Las embarazadas, las madres lactantes, los niños y los adultos que trabajan de noche necesitan, por su parte, 400 U.I.

La vitamina D se sintetiza en la piel cuando ésta se expone a la luz solar. Por eso, en los niños que toman bastante el sol (por supuesto que sin exagerar tampoco) las necesidades quedan cubiertas, a no ser que exista alguna contraindicación particular.

La vitamina C es quizá sobre la que más se ha escrito. Entre otras cualidades se ha alabado su acción preventiva en las infecciones, los catarros o el estrés. Nada que objetar al respecto. Sin embargo, existen estudios sobre el uso prolongado de la vitamina C a altas dosis. Su exceso puede favorecer la aparición de oxalatos en la orina (los oxalatos son unas sales que, depositadas en el riñón, pueden provocar la aparición de cálculos renales). Por eso, no es recomendable ingerir más de dos gramos al día de vitamina C durante un tiempo prolongado.

En cuanto a las otras vitaminas, las del grupo B no presentan problemas por sobredosis, ya que no se almacenan en el organismo al eliminarse su exceso a través de la orina. Únicamente el ácido nicotínico (perteneciente al grupo de vitaminas B) puede producir picor en la piel y sarpullidos si se abusa de él, así como también, y en casos más raros, una vasodilatación en el hígado.

Después de leer esta lista de efectos secundarios de las vitaminas, a más de uno le parecerán sustancias potencialmente peligrosas. Nada más lejos de la realidad. Solamente hay que tomar precauciones en los casos que se han mencionado. Con esas salvedades, puerta abierta a las vitaminas y, sobre todo, a los alimentos que las contienen.

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