Las mujeres embarazadas que comen maní y otros frutos secos regularmente podrían aumentar el riesgo de que el bebé desarrolle asma.
Según un amplio estudio llevado a cabo en Holanda, ese riesgo podría aumentar hasta en 50%. Los investigadores de la Universidad de Utrecht afirman que las poderosas sustancias alergénicas que se encuentran en los frutos secos -como nueces, cacahuates, almendras, etc.- y sus productos, como mantequilla de maní, hacen que el feto se vuelva propenso a alergias.
El consumo diario de mantequilla de maní durante el embarazo puede elevar en 50% el riesgo de asma. Otros estudios, sin embargo, no han sido tan concluyentes sobre la relación entre los frutos secos y el asma.
El estudio, que aparece publicado en American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine (Revista Estadounidense de Medicina Respiratoria y Cuidado Intensivo), siguió a 4.000 mujeres embarazadas.
Las participantes respondieron cuestionarios sobre sus dietas en los que se les preguntó qué tan a menudo consumían vegetales, fruta fresca, pescado, huevos, leche, y sus derivados, y frutos secos y sus derivados durante el último mes de embarazo.
Cuando nacieron los bebés, éstos también fueron monitoreados durante ocho años.
Al final los investigadores tenían datos completos sobre la salud y dieta de 2.832 niños y de sus madres.
"La única asociación consistente que encontramos entre el consumo materno de los productos estudiados durante el embarazo y los síntomas de asma en los niños, fue con los productos de frutos secos", afirma la doctora Saskia Willers, quien dirigió el estudio.
"Encontramos un vínculo entre las madres que consumían diariamente productos como mantequilla de maní, y síntomas en los niños como silbido respiratorio, falta de aliento, asma diagnosticada y asma con uso de esteroides", agrega.
El maní es un potente alergeno y puede causar choque anafiláctico.
Los científicos, sin embargo, señalan que todavía es muy pronto para recomendar a las madres que eviten el consumo de estos productos durante el embarazo.
Se necesitan más investigaciones para confirmar que realmente existe un vínculo causal.
Fuente: www.diariosalud.net
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