lunes, 17 de noviembre de 2008

Cómo desarrollar la voluntad

Si observamos con atención, muchas de nuestras grandes derrotas en la vida se originan en la falta de voluntad. No se trata tanto de falta de deseos, o de medios, sino de no tener la fuerza de voluntad necesaria para hacer prevalecer nuestra meta ante los obstáculos y esfuerzos que nos separan de alcanzarla.

Pero la voluntad ha desaparecido de los modernos textos de psicología. Ya no se enseña, no se predica. Y se necesita más que nunca.

A confesión de todos cuantos descubrieron este concepto, quien domina el arte de la voluntad, cuenta con un poder magnífico, que abrirá las puertas a sus sueños y los hará realidad en cuanto sea posible… e incluso conquistará imposibles. Se dice que éste – el de la voluntad – fue el secreto más poderoso de los jesuitas, que les permitió la conquista del mundo e influenciar a naciones enteras para desarrollar su potencial.

El peso de la voluntad

Como personas, nuestra expresión natural es la voluntad. Podemos enfrentar, crear y recrear el mundo gracias a la voluntad. Pero esa facultad, para que se potencie y nos otorgue la plena individualidad, hay que ejercitarla, educarla, hacerla crecer.

¿Qué pasos seguir? Un orden sencillo y realizable no puede olvidar estos cinco puntos elementales: tener un propósito (enfoque), intención, motivación, evaluación y deliberación.

Con esto tenemos lo que podríamos definir como la “maquinaria” de la voluntad. Y de nada sirve una máquina sin un objetivo, sin una labor que cumplir.

Tal objetivo será nuestra meta, el final del camino que tenemos que recorrer. Una meta deseada, querida, de la cual estamos firmemente convencidos.

Lo segundo requiere un poco de introspección, de observarnos por dentro, con objetividad. Se trata de averiguar los “por qué” de nuestros desvíos de la meta. Conocer las causas de esos “autosabotajes” que frustran nuestros intentos, impidiendo alcanzar nuestro objetivo.

Para servirnos de guía, podemos hacer una pequeña lista de aquellas barreras, esas “otras motivaciones” que entraron en conflicto con nuestra meta, mirar con seriedad todas aquellas veces en que fuimos irresponsables, dispersos, inmaduros y apuntar qué fue exactamente lo que ocurrió y qué consecuencia tuvo, por qué no se pudo, etc.

¡Cuántas otras veces fueron nuestros distintos “yo” los que entraron en conflicto! Somos unos en el trabajo, otros en sociedad, otros en la intimidad del hogar, otros en nuestra vida religiosa, otros como padres, otros como hijos, etc… Apunte todo, todo lo que interfiere, lo que apoya y complementa, lo que dicta algún otro punto de vista en su interior. Llegaremos, así, a un momento de alineación de estos roles, de estas sub-personalidades, que potenciarán incalculablemente nuestra máquina de la voluntad.

¿Cómo lograremos ese motivo sin estar íntimamente movidos a alcanzarlo? La motivación es nuestra respuesta. Muchos han exagerado la importancia de este punto pero, sin embargo, nadie puede despreciarla o negar el papel fundamental que tiene en aplicar el resorte interior que nos impulsa. Motivos podemos tener muchos. Algunos motivos son meramente físicos, otros emocionales, otros intelectuales. Podemos estar motivados por una causa ética, religión, intereses sociales, artísticos, sentimentales, familiares, laborales, simbólicos o tantos otros igualmente poderosos.

Dicho esto, sopesamos el movimiento en una balanza interna: la mejor balanza del mundo, porque nos afecta en lo más íntimo.

Pensemos, pausada y serenamente: esto que deseo, que quiero tanto, que imagino en sus detalles para alcanzarlo, ¿por qué lo hago? ¿para qué? ¿qué enfrentaré? ¿por dónde me moveré? Aquí ingresan nuestros valores personales, el peso que tienen los campos de nuestra vida y todo lo que implica nuestro mundo interior y exterior ordenado valóricamente.

Trataremos, entonces, de tomar conciencia de nuestra posición y nuestra actitud ante todo el abanico de consideraciones que desplegamos ante nuestros ojos.

Finalmente, nuestros preparativos llegan al puerto de salida. Aquí, movidos y claros respecto a lo que queremos y sus consecuencias, sopesaremos todas las condiciones formales del problema, es decir, el “cómo lograrlo”, y las respuestas a todos los problemas que prevemos que se puedan presentar.

Hemos concluido nuestro viaje por el interior de la maquinaria de la voluntad.

Ahora, ¡manos a la obra!

Ahora, el primer enemigo que encontraremos será la dispersión. No podemos conquistar todo de un solo golpe, con un mínimo esfuerzo ni a un mismo tiempo. Tendremos, entonces, que jerarquizar, priorizar y descartar. Aprender a renunciar a todo en lo inmediato es el primer paso para hacer efectivo nuestro entrenamiento de la voluntad. Se trata de aprender a decidir nuestras preferencias inmediatas.

Mientras más aprendemos la experiencia de la voluntad, mejores y más expertos nos volveremos en el arte de decidir. Nos convertiremos en más potentes y efectivos. Los ensayos y errores nos irán fortaleciendo y madurando en la responsabilidad. Hemos decidido libremente, somos responsables de nuestros actos.

En esta ocasión sólo hemos abierto este tema a su consideración. En otros artículos iremos respondiendo sus consultas y ampliando el apasionante mundo del poder de la voluntad, para desarrollarla y servirse de ella como instrumento de logros, mejoría y superación.

El círculo de la depresión

¿Ha pasado usted por un mal momento? Todos, como usted y yo, hemos vivido experiencias dolorosas. Pésimas, incluso. Y es que el dolor, las frustraciones, la injusticia o la muerte alcanzan a cualquiera, sin distinciones ni barreras que les protejan. Pero eso no sirve de consuelo al que sufre.

Junto al que vive una mala experiencia, siempre encontraremos a uno que tiene más problemas y otro que tiene menos. Pero no todos se deprimen. Algunos se deprimen con más desastres en sus vidas y otros con aparentemente muchos menos. Pero el juicio de cuánto pesa en cada uno el mismo dolor es personal, íntimo. Unos pasan como si nada por una triste relación sentimental. Y se sobreponen y salen adelante. Otros, ante la misma situación, caen en depresiones más o menos profundas, más o menos prolongadas. Y así con la ruina financiera, una enfermedad, la muerte, un trabajo ingrato o incluso por el abandono de los seres queridos.

Pero no todos los que sufren están deprimidos. La depresión ingresa no por el sufrimiento sino por la actitud y hábitos en torno al dolor.

Buscar las claves, cambiar el espejo

Entonces, ¿qué actitudes nos ayudarán a identificar si estamos cruzando el umbral hacia el campo destructivo de la depresión? ¿Cuándo resulta conveniente pedir ayuda, apoyo o guía para salir adelante?

Lo primero es cambiar el “espejo de casa”. A fuerza de gustos, rutinas y rechazos, nuestros espejos internos se vuelven borrosos, deformes, y exagerados respecto a quienes realmente somos y donde en verdad estamos parados. Al modo de los espejos de las casas de parques de diversiones, nosotros y nuestro mundo se deforman y aparecen excesivamente altos, pequeños, anchos o tenebrosos.

Cambiar el espejo es cambiar nuestras miradas aportando las de otros, más objetivos y preparados no tanto para lanzar juicios y opiniones sobre nosotros, sino más bien para cooperar en nuestro proceso de comprensión de nuestra realidad. Las claves están dentro de nosotros pero la luz del sol que nos ayuda viene de afuera. Salir de lo que asumimos día a día nos ayudará a enfocar más objetivamente.

Si una pregunta bien hecha nos entrega la mitad de la respuesta, éste es el momento de preguntas para aclararnos y tomar las herramientas adecuadas. Aprender a valorarnos mejor y trazar un mapa interno con nuestros peligros y tesoros será el paso que daremos.

El diálogo interno: sin introspección no hay cambio

Acostumbrados a una perspectiva superficial, las respuestas preformuladas pueden ayudar a seguir adelante sin aparentes preocupaciones. Sin embargo, pretender echar un manto de polvo sobre los problemas ayuda a no verlos, pero no los elimina.

Es fundamental el proceso de introspección, de desarrollar una auténtica vida interior y crear un diálogo interno que nos hable de nuestros deseos, miedos, fuerzas y esperanzas. No es tan difícil de lograr como parece.

Ejemplos del diálogo

Recreemos un poco este concepto. Una de las trampas mentales más porfiadas es la de dejar que el tiempo remedie los problemas. Internamente nos examinamos y descubrimos la mar de cosas que están a la espera de que el tiempo solucione nuestros problemas.

Tales decisiones que nunca tomamos, aquellos problemas que nunca remediamos, están sentados a la vera del tren de la vida, acumulándose y destruyéndonos poco a poco. Podemos ciegamente esperar a que un pase mágico nos evite el trabajo de enfrentar nuestra vida, pero sin tomar el toro por las astas y acometer contra los problemas, tomando una actitud decidida y constructiva, nunca se aliviarán. La ley del universo es la entropía, tender a la destrucción y al caos. Nada mejora por sí mismo, abandonado a sus propias fuerzas.

Sostener relaciones sentimentales destructivas, empleos corrosivos, problemas irresolutos y toda la variante de “pendientes” que carcomen nuestra vida, son la expresión personal de esta trampa mental. Verla y enfrentarla es el paso que debemos dar a continuación.

Para ello, observaremos el problema y responderemos con franqueza: “No, no es verdad que mañana podré hacer lo que hoy pudiendo hacer algo no resuelvo hacerlo. Mañana será más complicado y sólo busco una excusa para mi cobardía. No deseo pasar otro día más dañándome, entre tensiones y angustias. Ya lo hice ayer así y probablemente seguiré adelante mintiéndome y autodestruyéndome pudiendo tomar medidas y resolver ahora, dejando de sufrir”. No importa como retorzamos la realidad: el espejo muestra la verdad y no hay fuerza ni truco que la cambie.

Es verdad que muchas cosas seguirán mal, pero la actitud fundamental ha cambiado. Los problemas complejos y aparentemente irresolubles pueden ser mirados desde otro prisma. Es verdad que tenemos necesidades materiales, pero destruirnos la salud o romper nuestro corazón ataca aspectos más valiosos que lo que prendemos conservar o lograr.

Quizás delegamos la toma de decisiones por temor a responsabilizarnos de nuestros actos. Quizás arrastramos con nosotros malos hábitos y hasta adicciones que no queremos reconocer o enfrentar. Y preferimos el daño a las turbulencias dolorosas – pero pasajeras – del cambio.

Aprender a valorar

La introspección nos ayuda a querernos mejor a nosotros mismos. Y en la medida que nos cuidamos, mejoramos nuestra calidad de vida y la de los demás. Mientras menos cuidamos de nosotros, más tiempo viviremos en la sombra del dolor y de la angustia. Más tiempo pasaremos sufriendo.

Finalmente, desechemos todas esas suposiciones que nos atormentan. Lo que opinan los demás, los sentimientos de los otros, los supuestos en el futuro… ¿cuántas veces no terminan cumpliéndose simple y sencillamente porque nosotros mismos generamos esa reacción?

Seamos honestos: perdemos más tiempo y energía sufriendo y evitando lo que ocurre en nuestra imaginación que poniendo el esfuerzo en vivir con plenitud nuestras vidas. ¿Quién no se sorprendió intentando aclarar un punto que nos atormentó por mucho tiempo y que el otro ya había olvidado o que ni siquiera notó?

Es posible que por un capricho del azar entre quienes le rodean “todos sean malos”. Pero es poco probable. Vivir con desconfianza, colgando nuestras vidas del la opinión de los demás, es entregar en sus manos nuestra libertad y felicidad. Somos marionetas, no seres libres.

Entre temer y vivir temiendo hay un abismo incalculable. Todos tenemos temores. Temor a lo desconocido, temores justificados, temores injustificados y hasta temores ridículos. Pero el temor nunca es obstáculo para el que realmente desea la felicidad. Por el contrario, los éxitos se construyen sobre las soluciones que encontramos para enfrentar y superar esos temores. Tales remedios constituyeron, en todos los casos, el cimiento firme por el que los temerosos caminaron con pie firme a su bienestar.

Actores tímidos, militares cobardes, artistas inseguros, amantes en desventaja, políticos con temor al público… A veces por ignorancia desconocemos los calvarios que pasaron nuestros héroes favoritos y que hoy admiramos precisamente por aquellos que en su momento les hicieron sufrir tanto y que hoy son su fama y sus triunfos.

Ninguno de ellos esperó en la puerta de su casa a que el éxito les trajera sus sueños hechos realidad. Ellos fueron en busca de sus sueños. No tragaron ilusiones porque no esperaron a que las cosas se arreglasen por sí solas. Su actitud fue cooperadora con la vida.

Los únicos que recibieron lo que esperaban, sin hacer nada, fueron los que esperaron calamidades. Aquel que temía expresar su amor verá como el ser amado se va con otro, como el que teme la pobreza la sufrirá si espera que las riquezas vengan solas o como quienes temen enfermedades continuamente, que con probabilidad algo sufrirán, siquiera una crisis de nerviosa por autosugestión.

Ver con claridad y ponerse a trabajar

Nadie niega que sus problemas sean reales o incluso monumentales, insalvables. Lo que sí debemos decirnos intensamente es que si no queremos deprimirnos, debemos procurar superar nuestra actitud, por mucho que no cambiemos el problema. Nadie pide que se niegue el problema, sólo se recomienda la autocrítica a lo que hacemos por salir adelante.

Los grandes pesimistas no atrapan más que problemas. Son expertos en encontrar el pelo en la leche, el negro en el blanco. No por eso son más inteligentes. De hecho, suelen ser menos listos, más tontos si se quiere, porque en lugar de utilizar sus talentos para prevenir riesgos, se quedan encandilados en los puntos negros, adorándose a sí mismos por su acierto al descubrirlos y trabando todo avance.

Los grandes optimistas no niegan los problemas. Aún podríamos decir que superan a muchos en la visión de las complicaciones posibles. La diferencia entre ellos y los pesimistas es que no se concentran en lo negativo, perdiendo sus fuerzas en la frustración. Los espíritus positivos reúnen sus fuerzas en superar los obstáculos – no en negarlos - y alcanzar lo que desean. Ser objetivos es precisamente ver sin aumentos ni disminuciones. Ver tal cual las cosas se nos presentan, sin adjetivos.

Con este diálogo interno y fuerza de voluntad, lograremos operar los cambios y pedir la ayuda que sea necesaria.

sábado, 25 de octubre de 2008

Consumo de una o dos cervezas reduce riesgo de alergias y de infarto



Expertos presentan últimos estudios en el IV Simposio sobre Cerveza y Salud

El consumo moderado de cerveza protege contra enfermedades cardiovasculares y reduce el riesgo de infarto, además de mejorar la respuesta inmunológica contra infecciones y alergias, según varios estudios difundidos hoy.

Expertos de varios países de Europa presentaron los estudios más recientes, que demuestran los beneficios del consumo de esta bebida para la salud, durante el IV Simposio sobre Salud y Cerveza, en Bruselas.

Beber cerveza de forma moderada tiene efectos beneficiosos en el sistema cardiovascular y disminuye la mortalidad por este tipo de enfermedades, como el infarto de miocardio, explicó el doctor Ramón Estruch, del servicio de medicina interna del Hospital Clínico de Barcelona, en el IV Simposio sobre Cerveza y Salud.

También tiene propiedades contra la trombosis y efectos sobre la coagulación de la sangre.

La dosis recomendable es un aspecto controvertido y, según explicó Estruch a la prensa, no debería superar las dos unidades diarias en el caso de las mujeres y cuatro, para los hombres, en el caso de cervezas consumidas habitualmente por los españoles.

Además, si se trata de cervezas con más grados de alcohol el número de unidades tiene que ser inferior.

Asimismo, se debe ingerir con las comidas y no debe ser consumida todos los días, señaló Estruch.

Indicó que entre la comunidad científica mundial hay consenso sobre los beneficios del consumo moderado de bebidas fermentadas, como la cerveza y el vino, pero sin sobrepasar ciertos límites (40 gramos al día en hombres y 20 gramos en mujeres).

Por otro lado, la profesora Ascensión Marcos, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), presentó un estudio que indica que la cerveza tiene una sustancia, la prolactina, con propiedades antiinflamatorias.

Marcos explicó que la cerveza puede tener efectos contra alergias, la osteoporosis, soriasis u otras "patologías inflamatorias", según la investigación, en la que la cantidad era una lata diaria, para mujeres y dos para hombres.

En el estudio, se comprobó que tras esa ingesta moderada aumentan los linfocitos, unas células inmunológicas que ayudan a destruir microorganismos invasores, destruyen virus y responden a tejidos extraños, como los trasplantes.

España, que fabrica 30,7 millones de hectolitros de cerveza, es el tercer productor de la UE (por detrás de Alemania y el Reino Unido) y el noveno del mundo -el líder es China y el segundo Estados Unidos).

Los españoles consumieron en 2004 un total de 2.496 millones de litros de cerveza, es decir 59,1 litros por persona; además España lidera en la UE la ingesta de cerveza sin alcohol, según datos difundidos por la asociación Cerveceros de España.

El profesor Manfred Walzl de la Universidad de Graz (Austria) aludió a varios estudios que indican que aquellos que beben dos vasos de cerveza o uno de vino tienen una agilidad mental mejor que los abstemios y además, los consumidores moderados son más felices, se suicidan menos y tienen menos bajas laborales.

El alemán Norbert Flank señaló que uno de los componentes de la cerveza "el xanthohumol" pueden ayudar a prevenir algunos tipos de cáncer y que esta sustancia ejerce un papel antioxidante muy importante, incluso a veces más que la vitamina E

Fuente: EFE




Alergia a las harinas


Las reacciones alérgicas alimenticias son causadas por ciertas proteínas contenidas en los alimentos que hacen que el organismo reaccione en forma negativa.

Hay personas con predisposición alérgica hacia algunas harinas, especialmente a la de trigo. La mayoría de los alérgicos a este alimento, también reaccionan al centeno y a la cebada.

A veces se suele confundir la enfermedad celíaca y la alergia al trigo, pero éstas son dos afecciones diferentes. La enfermedad celíaca es una reacción adversa permanente al gluten, que requiere una restricción del mismo de por vida. Los alérgicos al trigo deben utilizar harina sin gluten como substituto, algunos toleran sin problemas la avena.

La mayor parte de los niños que padecen alergia al trigo, se sobreponen a ella al llegar a la edad adulta. Los principales cereales que contienen gluten son: el trigo, el centeno, la avena y la cebada. Estos cereales, y sus subproductos, deben ser evitados estrictamente por las personas que padecen la enfermedad celíaca, la cual se diagnostica mediante investigaciones especiales en el canal digestivo.

Los alérgicos al trigo pueden tener varias reacciones al comer alimentos que lo contengan, como diarrea, dolores de estómago, asma, empeoramiento de eczema y choque alérgico.

La proteína de trigo se incorpora a un gran número de alimentos (productos a base de cereales, productos de panadería, pastas, alimentos compuestos, salsas y sopas, etc.), por ello es importante consultar detalladamente la lista de ingredientes que sale en los envases de cada producto.

La dieta sin gluten o sin trigo, son prácticamente muy similares. Los productos sin gluten, como harinas de mezcla, pasta, galletas, bizcochos, el pan y las mezclas de cereales para el desayuno, se pueden comer. Muchos de los productos nombrados, contienen almidón o fécula de trigo, pero la cantidad de proteínas de trigo que contienen es tan insignificante que debieran ser tolerados por los alérgicos al trigo.

Todos los tipos de alergias alimenticias se tratan, simplemente, eliminando de la dieta todos los alimentos que no se toleran.



Fuente: salud.com

Exceso de higiene vinculado al aumento de alergias



El exceso de higiene que se vende como parte de la "vida moderna" bien puede estar vinculado con el aumento de las alergias, indicó hoy un pediatra de la Universidad de Michigan.

"Es la llamada hipótesis de las alergias", según Marc McMorris, un médico especializado en alergias, cuyas declaraciones están recogidas en una nota de prensa distribuida por la Universidad de Michigan.

"Hemos desarrollado un estilo de vida más limpio, y nuestros organismos ya no necesitan luchar contra los gérmenes de la misma manera como lo hacían en el pasado", añadió.

Como resultado, según McMorris, "el sistema inmunológico, en vez de combatir la infección, desarrolla más tendencias alérgicas".

Actualmente las tiendas, supermercados y farmacias ofrecen -y la publicidad promueve- más de 700 productos para uso casero que contienen bactericidas, y van desde jabones para manos a cepillos de dientes, aerosoles, detergentes y prendas de vestir o de cama.

La limpieza se ha convertido en algunos casos en una obsesión, según McMorris, quien recordó que el sistema de inmunidad del cuerpo está diseñado para combatir las infecciones causadas por bacterias, virus y parásitos, pero también reconoce sustancias externas al organismo y elementos causantes de alergias.

Gracias al advenimiento de las vacunas, el sistema de inmunidad del organismo ya no debe esforzarse para combatir enfermedades tales como la poliomielitis o la rubéola, y gracias a los antibióticos tampoco se esfuerza demasiado en la lucha contra las infecciones comunes causadas por bacterias.

Al mismo tiempo, apuntó McMorris, los hogares y oficinas se han convertido en ambientes casi herméticos, que funcionan con aire acondicionado o calefacción, donde se concentran elementos como el polvo y el pelo que causan alergias.

Las familias de la actualidad son más pequeñas, con menos niños expuestos a gérmenes e infecciones. Las familias con tres o más niños, que eran comunes hace 20 o 30 años, tienden a tener menos alergias porque hay una exposición mayor a la variedad de gérmenes.

"El sistema natural de inmunidad no tiene el mismo trabajo que tenía 50 años atrás porque hemos aumentado los esfuerzos para proteger a nuestros niños de suciedad y gérmenes", dice McMorris.

"Las alergias han aumentado porque nuestra sociedad ha cambiado la forma de vida", añadió. "Como resultado, las personas con alergias tienen niños con parejas que tienen alergias, que resulta en un aumento natural de la generalización de las alergias en nuestra sociedad"

Fuente: EFE

Estudio revela que la alergia a la leche y los huevos aumenta en los niños



La vulnerabilidad de los niños a las alergias causadas por los huevos y la leche parece haber aumentado en los últimos años, revelaron dos estudios divulgados hoy por la revista Journal of Climincal Immunology.

Hasta hace algunas décadas los niños parecían haber superado esas alergias después de los 3 años de edad, señalaron los investigadores del Centro Pediátrico de la Universidad Johns Hopkins.

Ahora "la mala noticia es que el pronóstico para un niño con alergia láctea o a los huevos parece ser peor que hace 20 años", manifestó Robert Wood, especialista en alergias e inmunología del Centro Pediátrico.

Wood añadió en una declaración que es cada vez mayor el número de niños con alergias y que, paralelamente, son menos las que la superan.

Las conclusiones sobre esa vulnerabilidad pediátrica fueron extraídas de dos estudios paralelos realizados a más de 1.700 niños con problemas de alergias en un lapso de 13 años.

En el caso de la alergia láctea los investigadores determinaron que a los 4 años menos de un 20 por ciento había logrado superarla. Al cumplir 8 años, el problema había desaparecido sólo en un 42 por ciento .

Estudios anteriores indicaban que esos tipos de alergia debía desaparecer después de los 3 años de edad.

Por otra parte, en el caso de la alergia a los huevos, los científicos descubrieron que sólo un cuatro por ciento de los niños la había superado a los 4 años. Además, en apenas un 37 por ciento el problema se había eliminado por completo al llegar a los 10 años.

La alergia láctea es la más común y afecta a entre un dos y un tres por ciento de los niños. Le sigue la reacción negativa a los huevos, que padecen entre uno y dos por ciento, indicaron los científicos

Fuente: EFE

Medicamentos homeopáticos para la alergia


La homeopatía es un tratamiento importante para la alergia, es una de las grandes indicaciones; en alergias normales, sencillas o moderadas, puede solucionar el problema desde el principio

Sin lugar a dudas, la alergia se ha convertido, en nuestra época, en un fenómeno patológico muy importante. La Organización Mundial de la Salud la clasifica ya (atención) en 6ª posición entre las enfermedades más frecuentes. La alergia recordemos afecta a diferentes "órganos críticos" (piel, ojos, nariz, bronquios y pulmones, etc.) y es tratada por los especialistas de las mismas disciplinas (desde dermatólogos, oftalmólogos, ORL, neumólogos, incluso pediatras). Y dentro de su arsenal incorpora, a parte de los tratamientos convencionales, los medicamentos homeopáticos.

Muchas sustancias pueden ser alergénicas. Las manifestaciones de una alergia son muchas y van desde conjuntivitis, rinitis y crisis asmáticas hasta urticaria.

La homeopatía puede dar tratamiento sintomático, aliviar los síntomas tanto en la rinitis, en los problemas de la piel, en las conjuntivitis, incluso en el asma; también la capacidad para prevenir y para erradicar la alergia en tratamientos prolongados. La homeopatía puede curar la alergia, si se inicia el tratamiento meses antes de que cuando el paciente tiene habitualmente la alergia puede notar una mejoría importante.

Hay pacientes que tienen alergia permanente, todo el año, a epitelios de animales, al polvo de la casa, a los ácaros; muchos de estos pacientes que tienen un desequilibrio inmunológico y que toman como anormales sustancias que son normales, van haciéndose alérgicos a más sustancias. De tal manera que empiezan siendo alérgicos al polen, luego a los ácaros y a determinados alimentos y en algunos casos tienen mucha dificultad, incluso para alimentarse.

La homeopatía es un tratamiento importante para la alergia, es una de las grandes indicaciones; en alergias normales, sencillas o moderadas, puede solucionar el problema desde el principio. La medicina convencional puede reservarse en crisis súper agudas, donde puede complementarse con la homeopatía. hay medicamentos homeopáticos que proporcionan unos resultados semejantes a los de los antihistaminicos y otros sintomáticos que compiten con los corticoides y con los broncodilatadores sin el efecto secundario de los mismos, colirios homeopáticos, inhaladores homeopáticos etc. Incluso vacunas homeopáticas sin efectos secundarios, de fácil toma, de manera sublingual, tanto para pólenes, ácaros o el alergeno que sea en cuestión.

Hay un medicamento fundamental que se llama Pollens que es una vacuna homeopática, un extracto hiposensibilizante homeopático elaborado a partir de los 20 alergenos más importantes y comunes en España, incluye árboles como gramíneas y es un medicamento muy útil en estas épocas. Se recomienda a partir de febrero hasta octubre, porque a veces hay varios tipos de alergia y una vez a la semana.



Fuente: www.vivirmejor.es