lunes, 2 de agosto de 2010

Fecundación 'in vitro'

Cada ciclo de fecundación 'in vitro' (FIV) supone un importante desembolso de dinero, ya sea del bolsillo de la propia paciente o de la sanidad pública. Un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford ha presentado un test que predice las posibilidades de tener un hijo mediante FIV tras un primer fracaso.


"Nuestros resultados indican que el primer ciclo de FIV puede proporcionar una predicción cuantitativa y personalizada sobre la probabilidad de tener un recién nacido vivo en un tratamiento posterior", señalan los autores en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' ('PNAS'). "Este concepto es radicalmente distinto del paradigma actual, en el que la edad es el principal factor de predicción", añaden.

Aunque la FIV es la mejor opción para las parejas subfértiles, la decisión de someterse de nuevo al tratamiento tras un intento fallido es difícil por motivos económicos, psicológicos y debido a la incertidumbre respecto a su futuro éxito. Con las herramientas disponibles hoy en día, los médicos no pueden responder con exactitud a esta incógnita, según los autores.

En busca de un método de predicción más preciso, este equipo de expertos, liderado por Mylene Yao, profesora de Obstetricia y Ginecología de la citada universidad, analizó los datos procedentes de más de 1.600 ciclos de FIV realizados en el Hospital de Stanford entre 2003 y 2006.

Gracias a este minucioso examen, identificaron 52 factores que influyen es las posibilidades de dar a luz a un bebé fruto de esta técnica de reproducción asistida. Entre ellos están algunos de sobra conocidos como la edad de madre pero también otros como la tasa de crecimiento del blastocisto durante el primer FIV o la cantidad total de gonadotropina (una hormona).

"A pesar de estar influidos por múltiples variables paternales y del embrión, y sus potenciales interacciones, hemos establecido que las posibilidades de obtener un recién nacido vivo mediante FIV pueden ajustarse a una investigación científica rigurosa y pueden predecirse", concluye el trabajo.

Además de ayudar en la toma de decisiones, esta herramienta predictiva puede usarse para determinar el número de ciclos de FIV que necesitaría cada paciente para tener un hijo, para identificar a las candidatas ideales para la transferencia selectiva de embriones, para determinar cuáles son los factores de riesgo para madres e hijos, etc.

Una beba blanca de padres negros intriga a la ciencia

La apodaron "pequeño milagro". Después de todo, era la forma más sencilla y elegante de evitar el tener que explicar por qué Nmachi vino al mundo con una tez rosada, ojos celestes y pelo rubio, siendo hija de una pareja de tez oscura, que ya había tenido otros dos hijos que habían heredado el color de piel esperable para una familia oriunda de Nigeria, sin antecedentes de tez clara.




Angela Ihegboro, de 35 años, que dio a luz a Nmachi el viernes último, en el Hospital Queen Mary, en el sur de Londres, y su marido, Benjamin, de 44, dicen que están seguros de que la pequeña es hija de ambos. Y han declarado al sensacionalista diario The Sun que los médicos les han dado la razón. Pero, entonces, ¿cómo se explica el aparente milagro?


Para entender las posibilidades de que dos padres de tez oscura den a luz a un hijo de tez clara hay que explicar cómo se transmiten esos rasgos. "El color de la piel y de los ojos es poligenético, es decir que depende de varios genes que son heredados de los padres, aunque se discute de cuántos genes se trata", dijo el doctor Fernando Poletta, investigador del Conicet en el Cemic.

Algunos dicen que se trata de 12 genes, pero otros de 20 o más. Otro dato importante es que los genes relacionados con la tez o los ojos claros son recesivos, lo que significa que para que un chico tenga tez y ojos claros debe heredar las dos copias (la materna y la paterna) de esos 12, 20 o más genes de ambos padres.

"Si dijéramos que bastan cinco [pares de] genes para que un chico tenga piel y ojos claros, la probabilidad de que éste nazca de padres negros y cuyos abuelos también son negros es de 1,5 en 10.000 -ilustró Poletta-. Pero aquí estamos hablando de un número mucho mayor de genes..."

Otra posibilidad es que el padre no sea realmente el padre biológico. "Los estudios de ADN muestran que casi el 30% de los chicos en los que se realizan estudios de filiación provienen de relaciones extramatrimoniales", dijo la doctora Stella Lancuba, directora del Centro de Investigaciones en Medicina Reproductiva (Cimer).

"Pero aún cuando esta beba fuera hija de un padre de tez blanca, el cambio de color no suele ser tan brusco como el que se puede ver en las fotos. Uno esperaría que la beba tuviera tez clara, pero no tan clara", agregó Poletta, que plantea una tercera posibilidad. Si bien se ha dicho que no se trata de un caso de albinismo, "podría tratarse de una mutación genética que causa una forma de albinismo no clásica. En este caso, es más probable una mutación que una infidelidad", afirma el científico.