Inmunoterapia contra las picaduras de abejas y avispas
La picadura puede ser mortal para los alérgicos si no se tratan correctamente
Los alérgicos al veneno de las avispas y las abejas pueden sufrir graves reacciones que pueden llegar a poner en peligro su vida si no son tratados adecuadamente. La inmunoterapia es un tratamiento que dura cinco años pero que tiene una alta efectividad en este tipo de casos.
Para prevenir en la medida de lo posible las fatales consecuencias que pueden derivarse de una picadura de estos insectos, lo recomendable es acudir al médico. El paciente será tratado en primer lugar para superar la reacción y, después, será sometido a un tratamiento de vacunación que supone acudir una vez al mes al hospital, durante cinco años. Al menos, ésta es la práctica que se sigue en el servicio de Alergología del Hospital Clínico de Zaragoza, que trata a un centenar de pacientes.
A pesar de lo prolongado del proceso, los alérgicos al veneno de abejas y avispas cumplen escrupulosamente el tratamiento, asegura Fernando Duce, jefe de Alergología del Clínico.
La eficacia de la inmunoterapia es del 97 al 100% para el veneno de avispas y del 86 al 94% para el de abejas. De cualquier forma, lo mejor es intentar evitar la picadura y para ello es aconsejable mantener tranquilidad y no moverse con brusquedad ante estos insectos.
En la mayoría de los casos estos himenópteros son inofensivos y sólo atacan cuando se les molesta, se sienten en peligro o intentan defender su colmena o panal. Generalmente, la picadura no suele revestir mayor importancia que la derivada de una reacción inflamatoria local que se trata con frío local, antihistamínicos orales y, en casos severos, con antiinflamatorios.
Sin embargo, puede haber reacciones inmunológicas que deben ser tratadas por los especialistas. Aquí se encuentran las que generan una inflamación de más de 10 centímetros de diámetro en la zona de la picadura u otras más graves, que ocasionan una reacción generalizada del organismo que afecta a varios sistemas y órganos. Es lo que se denomina anafilaxia y entre estas últimas hay leves (se producen habones, estornudos y prurito), moderadas (naúseas, vómitos, diarrea, malestar general, síntomas respiratorios leves) o severas (hipotensión, pérdida de conocimiento, síntomas cardiorrespiratorios graves...).
Ante todo, tranquilidad
El primer consejo que dan los expertos para disminuir el riesgo de las picaduras de abejas -éstas son las que dejan el aguijón y mueren tras el picotazo- o avispas en personas especialmente sensibles a su veneno es mantener la tranquilidad. Intentar matarla o espantarla con aspavientos es contraproducente porque normalmente estos insectos son inofensivos y sólo pican si se les molesta o se sienten en peligro.
Es aconsejable no acercarse a panales de abejas ni nidos de avispas y si accidentalmente una persona se encuentra frente a ellos debe retirarse cuidadosamente. También hay que evitar caminar descalzo por huertos en floración o áreas con abundantes flores y no usar perfumes fuertes o ropa de colores llamativos si se sale al campo. Si se deja ropa en el suelo, hay que sacudirla antes de ponérsela por si hay alguna avispa entre los pliegues. Además, cuando una avispa pica libera una feromona que incita a otros miembros de la colonia a picar, por lo que en caso de picadura hay que alejarse del área del accidente sin brusquedad.
Los expertos también recuerdan que antes de coger el coche hay que asegurarse de que no hay insectos en su interior. Las personas que sufren una reacción generalizada que afecta a varios sistemas y órganos (anafilaxia) deben ser tratados inmediatamente con adrenalina, por lo que todo paciente que haya pasado ya por una de estas situaciones debe ser enseñado a administrarse él mismo la adrenalina subcutánea y luego acudir a un médico. Después, deberá vacunarse contra el veneno de estos insectos para evitar que se repita la reacción ante otra picadura
Fuente: Salud.com
La picadura puede ser mortal para los alérgicos si no se tratan correctamente
Los alérgicos al veneno de las avispas y las abejas pueden sufrir graves reacciones que pueden llegar a poner en peligro su vida si no son tratados adecuadamente. La inmunoterapia es un tratamiento que dura cinco años pero que tiene una alta efectividad en este tipo de casos.
Para prevenir en la medida de lo posible las fatales consecuencias que pueden derivarse de una picadura de estos insectos, lo recomendable es acudir al médico. El paciente será tratado en primer lugar para superar la reacción y, después, será sometido a un tratamiento de vacunación que supone acudir una vez al mes al hospital, durante cinco años. Al menos, ésta es la práctica que se sigue en el servicio de Alergología del Hospital Clínico de Zaragoza, que trata a un centenar de pacientes.
A pesar de lo prolongado del proceso, los alérgicos al veneno de abejas y avispas cumplen escrupulosamente el tratamiento, asegura Fernando Duce, jefe de Alergología del Clínico.
La eficacia de la inmunoterapia es del 97 al 100% para el veneno de avispas y del 86 al 94% para el de abejas. De cualquier forma, lo mejor es intentar evitar la picadura y para ello es aconsejable mantener tranquilidad y no moverse con brusquedad ante estos insectos.
En la mayoría de los casos estos himenópteros son inofensivos y sólo atacan cuando se les molesta, se sienten en peligro o intentan defender su colmena o panal. Generalmente, la picadura no suele revestir mayor importancia que la derivada de una reacción inflamatoria local que se trata con frío local, antihistamínicos orales y, en casos severos, con antiinflamatorios.
Sin embargo, puede haber reacciones inmunológicas que deben ser tratadas por los especialistas. Aquí se encuentran las que generan una inflamación de más de 10 centímetros de diámetro en la zona de la picadura u otras más graves, que ocasionan una reacción generalizada del organismo que afecta a varios sistemas y órganos. Es lo que se denomina anafilaxia y entre estas últimas hay leves (se producen habones, estornudos y prurito), moderadas (naúseas, vómitos, diarrea, malestar general, síntomas respiratorios leves) o severas (hipotensión, pérdida de conocimiento, síntomas cardiorrespiratorios graves...).
Ante todo, tranquilidad
El primer consejo que dan los expertos para disminuir el riesgo de las picaduras de abejas -éstas son las que dejan el aguijón y mueren tras el picotazo- o avispas en personas especialmente sensibles a su veneno es mantener la tranquilidad. Intentar matarla o espantarla con aspavientos es contraproducente porque normalmente estos insectos son inofensivos y sólo pican si se les molesta o se sienten en peligro.
Es aconsejable no acercarse a panales de abejas ni nidos de avispas y si accidentalmente una persona se encuentra frente a ellos debe retirarse cuidadosamente. También hay que evitar caminar descalzo por huertos en floración o áreas con abundantes flores y no usar perfumes fuertes o ropa de colores llamativos si se sale al campo. Si se deja ropa en el suelo, hay que sacudirla antes de ponérsela por si hay alguna avispa entre los pliegues. Además, cuando una avispa pica libera una feromona que incita a otros miembros de la colonia a picar, por lo que en caso de picadura hay que alejarse del área del accidente sin brusquedad.
Los expertos también recuerdan que antes de coger el coche hay que asegurarse de que no hay insectos en su interior. Las personas que sufren una reacción generalizada que afecta a varios sistemas y órganos (anafilaxia) deben ser tratados inmediatamente con adrenalina, por lo que todo paciente que haya pasado ya por una de estas situaciones debe ser enseñado a administrarse él mismo la adrenalina subcutánea y luego acudir a un médico. Después, deberá vacunarse contra el veneno de estos insectos para evitar que se repita la reacción ante otra picadura
Fuente: Salud.com
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